Hablar de tecnología sin hablar de innovación es imposible. La segunda está en la misma esencia de la primera. Y, en todo caso, cualquier proceso que se desenvuelva en un contexto de permanencia inmutable, estará condenado al fracaso. Más aún si hablamos de los procesos relacionados con la gestión de las personas.
En un entorno de transformación como el que vivimos, en el que los cambios se suceden a una velocidad, francamente considerable, es imposible pensar en procesos o funciones estancas.
La interacción, el intercambio de información, el acceso inmediato al dato, la consistencia del mismo o, sencillamente, la transparencia que ofrecen los nuevos sistemas tecnológicos de gestión de personas, proporcionan primero, una visión más amplia del capital humano que conforma la organización y, segundo imprimen una agilidad y una seguridad a la administración de los recursos humanos, hasta ahora nunca vista.
Eso sí, hablamos de tecnologías innovadoras, de soluciones capaces de implementar procesos disruptivos, es decir, que lo que hasta ahora se entendía como una tarea meramente administrativa, ahora se perciba y, por tanto, se gestione, como una tarea de valor, aunque solo sea por la información que se genera a lo largo de todo el proceso. Una información que servirá para preparar a la organización para tomar decisiones más inteligentes.
Pero, cuando hablo de innovación no solo hablo innovar en la tecnología, buscar herramientas más potentes, más rápidas, más completas, con coberturas funcionales más amplias, que también, por supuesto. Cuando hablo de innovación hablo del atrevimiento, de la capacidad de probar y, si es necesario, equivocarse. ¿Cuántos programas piloto hacen falta para llegar hasta la solución excelente? ¿Cuántas pruebas de concepto se necesitan hasta dar con la clave de un modelo más eficiente?
Innovar es estar alerta y siempre dispuesto a hacer más, con lo que se tiene, e, incluso, con lo que no se tiene. Pero innovar en tecnología debe ser también universalizar el acceso a las soluciones, es decir que, partiendo de la idea de que la tecnología debe ser para todos y, no solo para unos cuantos, innovar implicará abaratar los costes y desarrollar soluciones robustas, funcionales y seguras en modo cloud para que todos puedan acceder a ellas. Es decir, que los presupuestos ya no limiten ni condicionen. Innovar en tecnología es impulsar, a su vez, la innovación en los procesos, en las tareas e, incluso, en las relaciones personales, así que, te animo a que salgas de tu zona de confort y pruebes.
Autor: José Manuel Villaseñor, partner de Cezanne HR en España
Artículo publicado en RRHH Digital el 23 de mayo