La pandemia ha puesto a prueba el alcance de nuestra capacidad para afrontar las dificultades y abordar con calma situaciones que provocan estrés. Tanto en el trabajo, como en nuestra vida privada, han aumentado los desafíos diarios. El coronavirus ha tenido un impacto significativo en nuestra salud, relaciones y circunstancias financieras.
Sabemos que hay personas con una gran capacidad de recuperación que sobreviven y prosperan a pesar de las dificultades. Pero ¿Qué hace que una persona sea resistente? ¿las personas resistentes nacen o se hacen?
La resiliencia se puede considerar, en parte, como «un rasgo psicológico semipermanente” y, en parte, también “como un estado psicológico variable «. Esto significa que, si bien algunas personas son naturalmente más resilientes que otras, la resiliencia personal también puede verse influenciada por factores externos que existen en su entorno. Centrarse en el aspecto psicológico de la resiliencia puede ayudar a determinar qué pasos prácticos se pueden seguir para mejorarla.
Mantener la calma y continuar es una de las bases sobre las que se construye la resiliencia. Los británicos son auténticos expertos en eso de mantener el estoicismo y la actitud hierática frente a las adversidades. En el entorno laboral, además de parecerlo hay que saber hacerlo. Mantener una actitud de calma frente a la adversidad, de serenidad frente a situaciones o proyectos que generan estrés. E, incluso, hay que aprender a sobreponerse rápidamente de los fracasos para poder seguir impulsando con éxito nuevas iniciativas. Eso es lo que llamamos resiliencia. Y es, dicho sea de paso, una de las habilidades más demandadas de los últimos tiempos.
¿Qué hace que una persona sea resiliente?
Según la psicóloga Susan Kobasa, hay tres elementos vitales que son calves para la resiliencia: desafío, compromiso y control personal. Cuando se enfrentan a una dificultad, las personas con gran capacidad de recuperación lo ven como un desafío a superar. Comprometerse con una meta, relación o creencia mantiene a las personas resilientes con los pies en la tierra. Y les da un propósito para levantarse de su cama cada mañana. También tienden a concentrar su tiempo y energía en las cosas que pueden controlar. Y en aquellas que pueden tener el impacto más significativo. Esto proporciona seguridad y mayor confianza. Pero, también reduce el estrés innecesario que se genera en torno a esos otros eventos que no se pueden controlar.
Independientemente de nuestra posición en el trabajo, todos podemos desempeñar nuestras tareas con un poco más de resiliencia. Es la mejor manera de hacer frente a las demandas diarias de nuestros trabajos. La buena noticia es que la capacidad de recuperación es una habilidad que se puede mejorar. Te propongo algunos consejos prácticos para desarrollar tu propia capacidad de recuperación personal. Seguro que después, podrás responder mejor a los desafíos que se presenten en tu entorno laboral.
Evalúa tu posición actual
Da un paso atrás y entiende la situación en la que te encuentras. ¿Estás en el lugar donde quieres estar? ¿Qué hay en tu lista de tareas pendientes? ¿Lo estás haciendo por ti mismo o por alguien más? Al plantearte preguntas como estas, puedes comprender mejor tus necesidades y prioridades. Y, podrás ponerlo mejor todo en perspectiva. Luego puedes ver dónde estás, quizá, gastando demasiada energía o sometiéndote a un estrés innecesario.
Establece metas INTELIGENTES
Establecer metas realistas y alcanzables tiene beneficios significativos para ti mismo. Primero, te ayuda a enfocarte y te da un sentido de propósito. En segundo lugar, te permite dividir las grandes tareas en varios objetivos más pequeños haciéndolos mucho más manejables. Y, por último, pero no menos importante, te da algo que celebrar. Evitará que te sientas abrumado. Al abordar las tareas paso a paso, harás que los obstáculos sean mucho más fáciles de superar.
Reconoce tus fallos
Muchos de nosotros tenemos miedo de cometer errores o ser rechazados. Pero las personas resilientes ven el fracaso y el rechazo como escalones hacia su meta. Es algo para reconocer, crecer y aprender. Y no algo que te paraliza o te detiene en seco. Como dijo Thomas Edison: «No he fallado. Acabo de encontrar 10.000 formas que no funcionan». Ver los errores y fallos pasados de manera más positiva, y como pasos necesarios para acercarte a tus objetivos, demostrará tu capacidad de recuperación personal. Tu resiliencia.
Practica la atención plena
Para muchos, la atención plena es una ruta eficaz para desarrollar la resiliencia. Al liberar tu mente, dejas más espacio para la resolución de problemas. También para que la inspiración te ayude a sobrellevar mejor la presión. Date tiempo para preparar mejor las tareas diarias, como llamadas o reuniones. Y, después, también tómate tiempo para reflexionar sobre ellas. Cuando trabajes en proyectos intensivos, establece pequeños descansos o diversifica el trabajo para tener la oportunidad de hacer otras cosas diferentes durante el día.
Cuida tu bienestar.
Cuando las cosas parecen ir cuesta abajo, puede ser muy fácil descuidar tus propias necesidades. Perder el apetito, ignorar el ejercicio y no dormir lo suficiente son reacciones comunes a la presión. Esto no solo es perjudicial para tu bienestar físico sino también para tu salud mental. Ocupándote de tus propias necesidades, protegerás tu salud en general. Y aumentará tu capacidad de recuperación. Y estarás mejor preparado para enfrentar los desafíos de la vida.
Acepta el cambio
La flexibilidad es una parte esencial de la resiliencia. Al aprender a amar el cambio, estarás mejor equipado para responder a cualquier problema inesperado que pueda surgir. Esto a menudo implica aumentar tu curiosidad y abrirte a nuevas experiencias. Es decir, salir de la zona de confort, tanto dentro como fuera del trabajo. Estar abierto al cambio puede brindarte oportunidades que tal vez no hayas visto antes.
Aprende cosas nuevas
Para adaptarte al cambio, necesitas ser un aprendiz continuo. Ya sea con alto tan simple como una TED Talk o cualquier webinar sobre un tema que te interese particularmente. Puede que pienses familiarizarte con un nuevo concepto o habilidad en un día repleto de tareas es una pérdida de tiempo. Pero, créeme, no lo es. Obsesionarse por hacer siempre las cosas de la misma manera es lo que te puede dejar fuera de juego. Abrir tu mente a nuevos métodos y formas de pensar pueden revolucionar tu forma de trabajar.
No tomes tu trabajo demasiado en serio
Tener sentido de la responsabilidad es importante. Pro debes saber cuándo tienes que parar. Obsesionarse con el trabajo, especialmente cuando las cosas no van bien, puede llevar fácilmente al exceso de trabajo. Y, finalmente, al agotamiento. Si las cosas se ponen difíciles, no trates de enfrentar el reto tú sol@. Recuerda que tienes un equipo en el buscar apoyo y orientación.
Las personas resilientes no solo sobreviven en situaciones estresantes, sino que también prosperan en ellas, lo que aumenta su potencial de crecimiento y productividad. Las organizaciones que buscan desarrollar un grupo sólido de talentos harán bien en alentar a sus empleados a desarrollar su resiliencia persona. Crear un entorno que les ayude a desarrollar las habilidades adecuadas y ofrecer apoyo en momentos de estrés será la clave. Y, si todavía tienes dudas sobre la resiliencia puedes consultar en el Colegio Español de Resiliencia. Ahora bien, si lo que buscas son herramientas para gestionar mejor tu tiempo y el de tus equipos, para evitar el cúmulo de estrés innecesario, contacta con nosotros.
Cristina Del Amo
Soy periodista, empresaria, emprendedora y madre. Licenciada en Ciencias de la Información por la Univ. Complutense de Madrid y Máster en Gestión Comercial y Marketing, por la Escuela de Negocios ESIC, mi trayectoria profesional está ligada al entorno de la comunicación, la gestión empresarial y los recursos humanos.